“Cuando digo que el periodismo me enseñó, no es una frase cualquiera, sino es para resaltar todo lo que el periodismo me dejó”, expresó al inicio de su discurso Elida Aguilar de López, quien repasó sus inicios como cronista en Diario Norte, como prensa de la Unión Cívica Radical (UCR) y también, sus trabajos audiovisuales.
Aguilar de López recordó sus años como entrevistadora a los hacedores de la época, escritores, cantores, artistas, juristas, referentes de la etnia Qom, “con entrevistas muy personales”, haciendo hincapié en que eran historias que habían que mostrarse. Agradeció al equipo que la acompañó durante su trayectoria en el periodismo y por último, dedicó el libro a su esposo Eduardo López y a su hija Alejandra y “a todos los que eligieron con entrega esta noble profesión”.
La última travesura de Élida El periodista Eduardo López, celebró la participación de periodistas durante la presentación del libro porque “es como estar en familia” y es el lugar “donde Élida va a presentar, como dice ella, su última travesura, (dice ella) después de haber recorrido durante más de medio siglo todos los estamentos y todos los avances de la tarea periodística, como un balance de todo esto”, detalló. Agradeció el acompañamiento en este evento y recordó a los renombrados periodistas de la provincia.
Recuperar la humanidad en el ejercicio del periodismo En la presentación, el director de Diario Norte, Sergio Schneider, expresó: “Este libro, en cierta forma trasunta cómo es Élida y cómo es Eduardo, porque hay una simbiosis de los dos que para mí es muy difícil hablar de Eduardo sin hablar de Élida y hablar de Elida sin hablar de Eduardo”. “Yo esperaba encontrarme con un libro que relatara, no sé, algún tipo de hallazgos en el ejercicio periodístico, recomendaciones para los estudiantes y en realidad me encontré con el alma de Élida”, sostuvo.
En esa línea, y haciendo referencia al “viejo debate ya saldado” del periodismo de subjetividad versus objetividad Schneider aseguró que, en el libro “uno ve qué vio, qué miró, la periodista en este caso; es como leer la nota y después leer qué pasó por el corazón, no sólo por la cabeza, más que nada por el corazón, de quien fue testigo de eso que terminó siendo después un artículo en un diario”. “Es un libro de emociones suaves”, sentenció el periodista, enfatizando que el relato “es la recuperación de la humanidad en el ejercicio en este caso del periodismo, en un mundo deshumanizado”.