El Tribunal de Cuentas vive, por estos días, una fuerte tensión interna por episodios que tocan a una de las vocales de ese organismo, Beatriz Bogado, por su pasado como integrante del directorio de Lotería Chaqueña.
A raíz de rendiciones de gastos inconsistentes correspondientes a 2022, el TC había ordenado en su momento iniciar un juicio de cuentas contra la dirigente justicialista. Pero el año pasado Bogado acabó siendo designada -por un acuerdo entre diputados peronistas y radicales- como una de las autoridades máximas de la institución que debe decidir si la condena o no a resarcir los fondos objetados en su momento.
Ahora un expediente sobre ese caso desapareció y una fiscal denunció que otro más, vinculado al anterior, fue manipulado sin su consentimiento ni conocimiento.
La denuncia fue formulada ante la Policía del Chaco, y NORTE tuvo acceso a ella. Allí una fiscal del TC, Carola Urlich, relata que su armario fue abierto sin su consentimiento, aparentemente durante el fin de semana pasado, y notó que el expediente que involucra a Bogado cambió lugar. Deduce por ello, que alguien abrió el mueble y utilizó el expediente con algún fin desconocido.
Comenta, además, que esa misma carpeta le había sido solicitada días antes por los secretarios de la propia Bogado y de otro vocal, Oscar Cáceres. A ambos les dijo que solo iba a entregar el expediente si se lo pedían por escrito. Esos requerimientos formales nunca se realizaron. ¿La invasión al armario de la fiscal fue por esos «no» con que respondió a los pedidos de los vocales? Es una hipótesis.
SE PERDIÓ
No es lo único extraño que viene sucediendo en el organismo que debería controlar la transparencia en la administración de los fondos públicos. También se perdió un expediente vinculado a las mismas objeciones al ejercicio 2022 de Lotería Chaqueña, que alcanzan al entonces presidente Gabriel Lemos y a Bogado, en su condición de integrante del mismo directorio. Las observaciones habrían tenido que ver con gastos enmarcados en un rubro de «gastos de cortesía y homenaje» que el Tribunal de Cuentas no avaló. Entonces, decidió iniciar juicios de cuentas a los involucrados.
El expediente que todavía custodia la fiscal Urlich Ferro es el «expediente madre» del que surgieron las actuaciones extraviadas. La fiscal dice que nunca fue siquiera notificada de la pérdida de esa documentación. A la par, estaría corriendo un plazo para reconstruir ese expediente que vencería a fin de mes. Si para entonces el expediente no aparece o no se rehace debidamente, todo lo actuado podría caer y quedar sin efecto.
Fiscal bajo presión en un organismo singular
Carola Urlich Ferro, la fiscal que se negó a entregarles a dos vocales un expediente que involucra a uno de ellos a menos que se lo pidieran por escrito, demostró tener un temple de hierro en un organismo de escasa visibilidad pública donde «sacar los pies del plato» seguramente -como en cualquier estructura de esas características- tiene sus costos personales. Pero aun así, optó por hacer cumplir las normas que rigen su labor y no dudó en efectuar una denuncia policial por las anomalías que detectó (ver nota central).
La fiscal es la misma, que tiempo atrás, denunció a quien era su jefe, un fiscal relator del Tribunal de Cuentas, por expresiones sexistas y humillantes que dijo haber recibido sistemáticamente por parte de él. Al no encontrar medidas de resguardo en las autoridades del TC, formuló una denuncia penal por los hechos y también los expuso en otros ámbitos oficiales.
Las actuaciones judiciales siguen en curso. Mientras que un dictamen de la Secretaría de Derechos Humanos y Género del Chaco sostuvo que se trataba de un caso de acoso laboral en contexto de violencia de género.
DIARIO NORTE.-